La política en la Plaza de Mayo volverá a poner a prueba a Javier Milei
La convocatoria contra la Reforma Laboral por parte de amplios sectores políticos, sociales y gremiales implica un quiebre en la etapa de triunfalismo que vive el Gobierno desde las elecciones legislativas de octubre. ¿Está la política impotente para dar respuesta a los avances de los sectores concentrados del poder? Alcances y límites de las Plazas del 18 de diciembre.
PoliticaHace 3 horas
OtrasVoces
La política queda lejos para ponerle un freno a las angurrias de los poderosos de verdad, los que no van a las urnas. Aquellos a los que prácticamente no se les conoce la cara, pero cada día deciden el precio de los alimentos, del transporte, de la energía. Los que ponen límites a los salarios e ingresos de las mayorías y ahora quieren también el marco jurídico que les de total libertad para que la Argentina viaje un siglo para atrás.
Queda lejos la variante de revertir esto por la vía institucional, por dos razones que dialogan entre sí. Por un lado, la composición del Congreso Nacional no alcanza para frenar, de manera sencilla, iniciativas como la llamada “Modenización Laboral”. En todo caso, habrá debates arduos entre los sectores en pugna, que se dividen en tres grandes grupos: los que apoyan a libro cerrado, los que se oponen y los que escuchan ofertas.
Esos bloques más pequeños, desprendimientos de espacios más grandes o vinculados a los gobiernos provinciales, que a su vez también harán “equilibrio” en las negociaciones, serán vitales frente a un escenario muy complejo. Porque está el apuro del gobierno en que esto salga rápido, como si fuera una blitzkrieg, que en alemán significa «guerra relámpago» y que en nuestro país es el método elegido, otra vez, por el Gobierno de Javier Milei para que pase rápido un paquete de reformas que alterarán profundamente una estructura normativa de derechos construida a lo largo de décadas.
Hicieron lo mismo con la Ley de Bases que presentaron para las Extraordinarias que convocaron en el verano de 2024, al comienzo de la gestión. Fracasaron esa vez y volvieron a la carga a mitad de ese año, con algunas concesiones, muchas negociaciones, un Consejo de Mayo y (el botón de muestra), el todavía no del todo aclarado caso del senador justicialista de Entre Ríos, Edgardo Kueider, a quien ablandaron con el contundente argumento de cientos de miles de razones.
En efectivo y en dólares.
Las urnas están guardadas
La política también queda lejos a la hora de pensar un imaginario de alternativa de Gobierno y acá también hay varias razones que se entrecruzan. Por un lado, pensar en 2027 parece un juego de ciencia fición, cuando la crisis de las mayorías avanza en un sentido de descomposición de las condiciones de vida con una velocidad inédita.
Caída de la actividad económica, mes tras mes. Pérdida del poder adquisitivo frente a una inflación que desde mitad de año no deja de crecer. La fuerte situación de endeudamiento de las empresas y las familias (se estima que 8 de cada 10 habitantes está endeudado y una gran parte ya perdió hasta el registro de cuánto debe).
A esos datos se le suma el efecto pérdida del empleo, en un marco estructural que lleva años de estancamiento y, sobre todo, de precarización de las condiciones.
Por eso la política aparece como impotente para dar respuestas.
Aturde el denuncismo y esacasean los proyectos de salida. Empieza a perder sentido la descripción de “los horribles” que gobiernan, ante la falta de quien entusiasme.
Queda claro que estamos, también, ante un proceso de crisis de representación y de diagnóstico certero. El lema de “esto no puede durar”, lleva más de 2 años y Milei acaba de celebrar, en soledad eso sí, la mitad de su mandato.
Pero si el pronóstico no funcionó hasta ahora: ¿será que tampoco va a funcionar para adelante?
Ahí también hay una trampa: la de la resignación. Porque algo haya funcionado de cierto modo durante un período, no lo proyecta a que se repita igual para adelante.
Las alertas de la política en la Plaza de Mayo
El jueves 18 de diciembre habrá un desafío a varias bandas, como en el billar de la historia.
Será la segunda vez que la Plaza de Mayo albergue una convocatoria de gran magnitud, con características de protestas contra el Gobierno. La anterior fue la movilización universitaria de abril de 2024.
Eso no deja afuera del repaso a otra expresiones que también llegaron al corazón de las concentraciones populares de nuestro país. Pero fueron mucho más minoritarias. Incuso la jornada del 24 de enero de 2024, paro general y movilización, tuvo como destino la Plaza de los Dos Congresos.
Una excepción, pero que forma parte de otra tradición, son las marchas del 24 de marzo, que este 2025 tuvieron la característica de haberse unificado en un solo escenario a metros de la Casa Rosada, después de 20 años de actos separados. Pesa más el horror frente a la reivindicación de la dictadura, que las diferencias coyunturales en lo político.
"(Spoiler: en 99 días se cumplen 50 años del Golpe de Estado que abrió paso a la última dictadura cívico-militar)."
La Plaza, con sus réplicas en las principales ciudades del país, será otra vez el escenario del debate público en la Argentina. Porque las urnas son necesarias, pero no alcanzan y encima quedan lejos. Porque hay un proyecto de país para pocos que, de prosperar, va a generar mucho daño a las personas y a las familias.
Porque hay un Gobierno que sabe leer que tiene que ir para adelante al costo que fuera, también por varias razones que se retroalimentan.
Por un lado está compuesto por los mismos integrantes de parte del poder real, el financiero y concentrado, como lo demuestran el canciller Pablo Quirno y el ministro de Economía Luis Caputo, integrantes del JP Morgan, una expresión directa de los interese que pugnan sobre la Argentina, con la combinación del insostenible endeudamiento y el atractivo geopolítico que posee un territorio como el nuestro, con sus recursos naturales y la posición estratégica en la pelea de Estados Unidos contra el mundo que no le responde, con China y los BRICS a la cabeza.
Por otra parte, la “naturaleza” de Milei y su administración es profundamente antipopular y, pese a su validación en la urnas, tremendamente antidemocrática si se entiende por democracia la posibilidad de avanzar al “bien común” como reza el Preámbulo de la Constitución Nacional.
Una posibilidad que, también hay que recordarlo, muchas veces fue disminuida o directamente clausurada por las mismas fuerzas que ocuparon los gobiernos en otras épocas y de algún modo dieron paso, por eso de no poder dar respuestas a las demandas, a este horror que alternativizó desde la extrema derecha e inauguró una etapa que de aratos parece una distopía.
Será la calle, una vez más, el escenario de las voces que no se conforman. De los que pese a estar organizados y representados de diferentes maneras en partidos políticos, en sindicatos, en movimientos sociales y en diferentes instancias de colectivos, se juntarán para repetir y reversionar el hit de mayo de 1810.
De “el pueblo quiere saber de qué se trata” a este “el pueblo no se banca más esto”.
¿Sencillo? De ninguna manera. El guionista de “Argentina, ni importa cuando leas esto”, parece que anda entusiasmado y cuando menos uno lo espera, se sale con un capítulo especial. Uno que ya sabemos todos y que cuando menos lo esperamos está otra vez en marcha.
Porque Argentina, parafraseando a Dante Panzeri con su metáfora del fútbol, es “la dinámica de lo impensado”.



