Las IA avanzan en los gobiernos
Albania designó a una IA como ministra de seguridad. El municipio de Zárate hizo lo propio, como directora general.
SociedadEl jueves
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Cuando a Yuval Harari, uno de los principales intelectuales del siglo XXI, le preguntaban hace unos años sobre el vínculo entre la Inteligencia Artificial y la política, invariablemente, respondía con el planteo de una hipótesis. El relato era más o menos así: “Imagínense que un presidente de cualquier nación tiene que tomar una decisión con celeridad, una de esas acciones definitivas para las que se necesita actuar rápido y con el mejor conocimiento disponible. ¿Piensan que, en un futuro cercano, conversará con sus asesores y funcionarios, o delegará la respuesta para su consulta en una IA?” Un vaticinio que sonaba a surrealista, pero que intentaba iluminar --y advertir sobre-- el rumbo hacia el cual estaban marchando los avances en materia de informática y aprendizaje automático.
Parece que el “futuro cercano” del que hablaba el historiador israelí en alguno de sus libros más famosos como Sapiens u Homo Deus ya es puro presente. Al caso de Albania, que presentó hace apenas unos meses a una IA como su flamante ministra de Seguridad, se suma un ejemplo local. La municipalidad de Zarate, provincia de Buenos Aires, nombró a un chatbot como su directora general de Atención al Vecino No Humana. Y para ello buscó un nombre que pudiera llevar cualquier vecina, que además hiciera referencia al propio municipio. La bautizó “Zara”. Una inteligencia que vuelve realidad el sueño del mercado: será un empleado que trabajará 24 horas, los siete días de la semana. Según dicen “gestionará reclamos, derivará trámites y dará el visto bueno para actos administrativos”.
De Albania a Zárate: un modelo sin escalas
El puntapié de la participación de la IA en la gestión pública lo dio Albania en septiembre pasado con “Diella”, que fue nombrada por el primer ministro Edi Rama, como ministra de Seguridad. Con un atuendo tradicional albanés, el avatar representa la “apuesta gubernamental por transparencia y la innovación tecnológica”. El gobierno le confirió a un algoritmo el desafío de gestionar el resguardo y el bienestar de toda la ciudadanía. Además, fue anunciada como una solución contra la corrupción en las licitaciones públicas. De hecho, con un tono amable y una voz firme se presentó ante el Congreso y dijo que su principal función sería “facilitar el trabajo gubernamental diario”.
La buena nueva para Diella es que su gestión, al parecer, cada vez incrementa más responsabilidades y desafíos. De hecho, en palabras del propio Rama, “está embarazada” y “tendrá 83 hijos”. No es un chiste: en épocas de Black Mirror, la conquista de Marte, la fiebre ciborg y las aspiraciones transhumanistas, el primer ministro albanés planea llevar el horizonte de lo posible mucho más allá. ¿Qué son estos hijos? Básicamente, son sistemas similares que acompañarán en trabajos de asesoría a cada uno de los parlamentarios del Partido Socialista. El sueño se concretará, esperan, a fines de 2026.
Entre Tirana, la capital de Albania --en donde reside la sede de gobierno-- y la municipalidad de Zárate, provincia de Buenos Aires, hay más o menos 11.600 kilómetros geográficos y varios kilómetros más de diferencias culturales, sociales y políticas. Sin embargo, las autoridades de uno y otro territorio acudieron a la misma solución para resolver problemas de gestión.
El municipio de Zarate fue noticia hace poco por incorporar a Zara, un chatbot que no se limitará a tareas de mero control, sino que además tendrá la potestad de firmar expedientes, resoluciones administrativas y responder a los reclamos de los vecinos. Por intermedio del Decreto Municipal Nº 532/2025, el intendente Marcelo Matzkin la designó Directora General de Atención al Vecino No Humana. A partir de sus redes sociales, el ejecutivo municipal destacó: “No solo apostamos a la IA para la promoción industrial, sino que confiamos en esta tecnología para mejorar cada ámbito de la gestión y de nuestra ciudad”.
Frente a las consultas de la prensa, se apresuró a contestar que a partir de la incorporación de Zara ningún trabajador será despedido, sino que servirá, más bien, como complemento, de los trabajadores humanos.
No faltan, no piden aumento, no se sindicalizan
En la sociedad del cansancio que postula el filósofo Byung Chul Han, la gente se autoexplota a sí misma y trabaja hasta agotarse. De aquí el fenómeno del burn out, más conocido como síndrome del quemado. Ya no se requieren panópticos que controlen las tareas de un empleado, sino que cada quien se vigila a sí mismo y, lo más cruel, lo hace creyendo que experimenta la libertad.
Ahora bien, el capitalismo parece haber encontrado en los algoritmos la cumbre de la explotación. Como la esclavitud ya no está permitida, se delega en las máquinas múltiples responsabilidades. Suelen apuntar quienes apoyan la irrupción de la IA en el ámbito laboral que “nunca solicitan aumentos de salarios”, “nunca faltan a su trabajo”, “no se sindicalizan”, ni mucho menos descansan.
Puede parecer gracioso, pero no lo será tanto si en el mediano plazo el relato se modifica levemente y trabajadores y máquinas dejen de pensarse como complementos de una misma ecuación. ¿Qué harán esas personas una vez que sean despedidas y reemplazadas por algoritmos? ¿De qué manera se podrán reinsertar en el mercado laboral? ¿Todas se volcarán a tareas cada vez más precarizadas? Las preguntas son pertinentes, sobre todo, en el marco de un gobierno neoliberal que habla de “capital humano” para referirse a personas y que prepara, avalado por el crédito popular, una reforma que irá, justamente, contra los derechos de los vulnerables.
En paralelo, dejar en manos de máquinas las decisiones de política pública también es una manera de despolitizarse. En nombre de la eficacia y la eliminación de la burocracia, el capitalismo se las ingenia --cada vez con mayor virtud-- para prescindir de los humanos. En el pasado reducidas a la esclavitud y luego explotadas con jornadas interminables de trabajo, hoy las personas ni siquiera son necesarias para un sistema voraz, concentrado y pornográficamente desigual. Desde las izquierdas, quizás sea momento de discutir el presente y el futuro del mercado laboral. Si la IA se llevará todo puesto, será mejor pasar de la resistencia a la acción. Construir una propuesta, porque la de la derecha ya quedó clara.
Sesgos y errores
Como siempre, el gran desafío para las flamantes funcionarias de IA en Albania, Zárate y las que vendrán será evitar los sesgos, así como también, no incurrir en prácticas de desinformación.
Un estudio reciente, realizado por la BBC y la Unión Europea de Radiodifusión, demostró que las IAs generan noticias distorsionadas de manera sistemática. Entre junio y julio de 2025, evaluaron cómo Chat GPT, Google Gemini, Microsoft Copilot y Perplexity respondían a preguntas sobre noticias ya escritas. Examinaron más de 3 mil respuestas en 18 países y 14 idiomas diferentes, e identificaron una serie de errores que se repite en las cuatro tecnologías.
El 45 por ciento de las respuestas generadas por la IA sobre un tema noticioso tenían algún problema significativo. Si casi la mitad de las interpretaciones que las IAs más famosas hicieron sobre noticias previamente publicadas fue errónea, hay que imaginar qué podría suceder si esas impresiones son llevadas al campo de la gestión política.
La revolución de la IA no se toma descanso. De hecho, cada semana las grandes corporaciones irrumpen con una novedad que supera a la anterior. Desde noviembre de 2022, cuando se popularizó el trabajo que Open AI hacía con chatGPT, no ha parado de transformar absolutamente todo lo que tocó. La educación, el trabajo, la economía, la política, el arte, el deporte parecen ser algunos de los campos que los algoritmos colocaron patas para arriba. Con lo difícil que es sostenerse por mucho tiempo mientras se hace la vertical...
DESTA
Como siempre, el gran desafío para las flamantes funcionarias de IA en Albania, Zárate y las que vendrán será evitar los sesgos





