Impacto sectorial de un mal acuerdo

Especialistas en negociaciones internacionales anticipan que laboratorios y la economía digital se verán negativamente afectdos

Economia17 de noviembre de 2025OtrasVocesOtrasVoces
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El acuerdo comercial con Estados Unidos plantea una apertura profunda del mercado argentino a productos estadounidenses, que no es recíproca. Los especialistas además aconsejan tener cautela porque todo acuerdo internacional requiere la aprobación legislativa, y eso demorará un tiempo.

Argentina otorgará preferencias arancelarias materia de medicamentos, químicos, maquinaria, equipamiento tecnológico, dispositivos médicos, vehículos y una amplia gama de productos agrícolas. Pero para eludir el “arancel externo común” al que deben convenir los socios del Mercosur, esos artículos tendrían que integrar la lista de las 100 excepciones permitidas, sostiene Mariano Kestelboim, ex representante permanente de Argentina ante el bloque.

Sostuvo además que la articulación regional se resiente porque el país rompió el Pacto de Asunción, que dio nacimiento al Mercosur e impide que un país pueda negociar de manera aislada a los demás socios. Si se reafirma el acuerdo bilateral, el país más austral debería salir del bloque.

 
Ecuador, Guatemala y El Salvador —países con los que Estados Unidos firmó recientemente acuerdos casi calcados— se convierten ahora en los espejos donde deberá mirarse Argentina. A la luz del listado de preferencias arancelarias, todos ellos terminaron ajustándose a las prioridades económicas de Washington, incluso por encima de sus propios compromisos internacionales previos. Forman parte de la nueva estrategia comercial que Donald Trump inauguró el 2 de abril, lejos de constituir negociaciones bilaterales, como intentó plantear Milei.

Desde la óptica de Estados Unidos la lista de concesiones es más corta. Se comprometieron a “considerar” una rebaja en las tarifas que pagan el aluminio y el acero proveniente de Argentina, actualmente del 50 por ciento, y a eliminar los aranceles recíprocos sobre ciertos “recursos naturales no disponibles”, como el litio, cobre, las tierras raras, pero también el uranio y otros estratégicos como el cobalto, manganeso y el níquel que se exportarán en estado puro, sin promover la industrialización. También artículos no patentados para uso farmacéutico, como principios activos o medicamentos genéricos.

A cambio de esta última apertura, el Gobierno argentino se comprometió a alinear su régimen de propiedad intelectual con los estándares internacionales, lo cual generó debate en la industria farmacéutica argentina. Esto supone la revalidación casi automática de las patentes expedidas en el exterior, lo cual impide que los laboratorios nacionales en cierto período de transición puedan desarrollar “invenciones incrementales” a través de la copia y así fomentar la innovación local y precios más baratos.

Estados Unidos volvió a poner el foco en la resolución ministerial conjunta 118/2012 (firmada entonces por los ministerios de Industria y Salud) que restringe la patentabilidad de invenciones químicas y farmacéuticas en Argentina si no pueden demostrar que resuelven un “problema de larga data”, aun cuando en otros países esas patentes hayan sido concedidas.

Fuentes del sector mencionaron a el asunto de la “altura inventiva” de las patentes en Norteamérica y la práctica del “evergreening”, que supone poder patentar cambios menores en una molécula y así extender el monopolio de la patente en el tiempo.

En el acuerdo marco tampoco hubo mención a la cuota de carne argentina en el mercado norteamericano, pese a que semanas atrás el propio presidente Milei habló de la posibilidad de cuadruplicar la cuota vigente y llevarla hasta 80.000 toneladas anuales. Como es el caso de las barreras fitosanitarias para los cítricos y el cierre desde 2018 para la venta de biodiesel, advierte el especialista Javier Preciado Patiño.

Según la letra del acuerdo, Argentina recibirá ganado bovino vivo de Estados Unidos, permitirá el ingreso de carne aviar en un plazo de un año, eliminará restricciones sobre términos queseros y simplificará trámites para carne vacuna, menudencias, porcinos y lácteos. Preciado Patiñ duda de esos ingresos, ya que Argentina tiene precios muy competitivos en el sector.

Por otro lado, indica, la mención sobre “trabajar –de manera conjunta- para estabilizar el comercio mundial de soja” significa que Argentina no aplicará nuevos programas de “dólar soja”, que tanto encono generó entre los granjeros de Estados Unidos.

Servicios digitales

Similar a lo que ocurre en el caso de patentes, el acuerdo establece que Argentina va a reconocer a Estados Unidos como una “jurisdicción adecuada” para la transferencia transfronteriza de datos, incluyendo datos personales. Las empresas pueden llevarse al norte todos los datos que quieran y tendrán más libertad en el manejo de esa información porque la normativa americana es mucho más laxa, afirma la especialista en economía digital Sofía Scasserra.

En el caso de la firma electrónica –que es toda comprobación digital de la identidad como la huella dactilar, pines o claves- el acuerdo también dice que se validarán bajo legislación norteamericana. Esta normativa suele dejar en manos de las empresas la definición de sus estándares de ciberseguridad y, en ausencia de exigencias regulatorias, las compañías tienden a subinvertir en ella, aclara Scasserra. De allí que los ciberataques proliferen día a día.

Por último Argentina se compromete a no imponer aranceles aduaneros sobre transmisiones electrónicas, ni a aplicar un impuesto a los servicios digitales (aplicaciones en la nube, plataformas de streaming, plataformas de comercio digital, consultoría en línea, servicios fintech, análisis de datos, etc.) de Estados Unidos. El convenio atrasa en comparación por ejemplo con los debates que se dan actualmente en Europa.