«PREFIERO MATARME ANTES QUE ÉL ME MATE A MI»: EL TERRIBLE CASO DE LA TIK TOKER TUCUMANA

Policiales03 de noviembre de 2025OtrasVocesOtrasVoces
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Eran las 3:20 de la madrugada cuando el brillo de una pantalla rompió el silencio de una casa humilde en Congreso al 2700, en San Miguel de Tucumán. Afuera, la ciudad dormía; adentro, una joven hablaba a cámara por última vez. Su nombre era Karla Nahir Naomi Robles, tenía 27 años y en ese instante pronunciaba una frase que hoy resuena en los tribunales y entre quienes la amaban: “Prefiero matarme antes que él me mate a mí.”

En cuestión de horas, lo que parecía un acto desesperado se transformó en una causa penal. El fiscal Pedro Gallo, de la Unidad Especializada de Homicidios I, ordenó una serie de medidas que derivaron en la detención de Diego Zerda, de 33 años, repartidor, conocido en su entorno como “Mocho”. Está imputado por instigación al suicidio y amenazas simples contra el hermano de la víctima.

 

Los investigadores lograron reunir pruebas clave: el video de la transmisión, capturas de conversaciones privadas y un audio que Zerda envió a las 4:17, menos de una hora después del hecho. En ese mensaje, su tono fue intimidante: “Yo ya no estoy en mi casa, voy a andar en la sombra… si le hace cualquier daño a mi familia, te lo juro por mi hijo que los voy a matar a todos.”

El contenido, según el Ministerio Público Fiscal, dejó en evidencia un patrón de control, manipulación y hostigamiento que habría comenzado varios años atrás.

 

Las declaraciones de tres amigas de Karla coincidieron en un punto: ella tenía miedo. Había iniciado tratamiento psicológico, hablaba de amenazas, de presencias y de una supuesta “brujería” que, decía, le hacían para doblegarla.

Según el informe del MPF, la violencia ejercida por Zerda no era circunstancial, sino sostenida: durante los cinco años de relación hubo maltrato físico y psicológico.

Zerda fue internado días antes de su detención en el Hospital Obarrio para tratamiento psiquiátrico y medicado por un cuadro relacionado con adicciones. Pero los peritos del Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) determinaron que comprendía sus actos y podía dirigir sus acciones.

 

Con ese informe, el fiscal Gallo solicitó cuatro meses de prisión preventiva, alegando riesgo de fuga y posibilidad de entorpecer la causa. El juez, sin embargo, redujo la medida: dos meses de prisión preventiva en un penal tucumano. Zerda decidió no declarar.

La causa sigue abierta. Mientras la justicia define el futuro de Zerda, el eco de aquella frase —“Prefiero matarme antes que él me mate a mí”— sigue retumbando. No solo como prueba, sino como un grito que interpela a todos: a la justicia, a la sociedad y a un sistema que, demasiadas veces, llega cuando ya es tarde.