
En la mayoría de sus intervenciones, los legisladores y las legisladoras que integran la Comisión de Presupuesto y Hacienda (PyH) de la Cámara de Diputados coincidieron, en la reunión del miércoles, en que existen razones más que suficientes para que José Luis Espert no continúe al frente de dicha comisión.
Hubo dos tipos de cuestionamientos: por un lado, su vinculación con el empresario acusado de narco “Fred” Machado; por el otro, una larga lista de reproches en torno al funcionamiento de la comisión que preside. Espert no ha llamado casi nunca a reunión de PyH, excepto cuando una mayoría en el recinto logró emplazarla, es decir, se lo obligó a que convocara en tal día y a tal hora.
De parte del Bloque Unión por la Patria no hay ninguna maniobra destituyente: el diputado Germán Martínez, en representación de nuestro espacio legislativo, le envió una nota al presidente del bloque de La Libertad Avanza pidiéndole que nombre un sucesor o sucesora del legislador cuestionado. Dejamos así asentado por escrito que la presidencia de la comisión debería seguir en manos del oficialismo.
En otro orden, en su exposición ante la ONU, el presidente Javier Milei se refirió a la política comercial que el presidente Donald Trump está desarrollando: “una tarea de magnitudes titánicas que hace al corazón del sistema económico global, porque este sistema estaba depredando el corazón industrial de su país y sumiéndolo en una crisis de deuda sin parangón”. Sería bueno que Milei utilizara estos conceptos al gestionar la realidad de su propio país, donde la postura sobre la deuda y la apertura importadora reflejan que se va por el camino contrario, dañando el presente y el futuro de los argentinos y de las argentinas.
La macroeconomía, como sabemos, no resuelve los problemas: es apenas un marco de referencia. Lo importante es cómo le va a la ciudadanía: cuáles son sus ingresos y cuáles los precios de los productos que consume; cuántos puestos de trabajo se crean y si estos son de calidad o no; si los servicios públicos, la salud y la educación, entre muchos otros factores, alcanzan a cubrir necesidades básicas.
La estrategia económica del gobierno sufre el síndrome de la frazada corta. Si la actual gestión sigue lo que plantea el FMI, es decir, deja flotar libremente el dólar, entonces, ya no tendría necesidad de vender para frenar su escalada. En ese caso, el tipo de cambio ascendería a donde la oferta y la demanda lo fueran llevando. Ello produciría efectos inmediatos sobre la economía: algunos positivos y otros negativos. Entre los primeros: los productos importados perderían competitividad con respecto a la producción nacional, que pasaría a estar más protegida; sucedería lo mismo con el turismo emisor o de salida que también perdería competitividad con respecto al turismo local, etc. Entre los segundos: cuando el tipo de cambio sube hay un corrimiento a precios y cuando esto sucede en un contexto de ajuste se produce un desfasaje entre lo que la gente gana y esos mayores precios. El resultado es una retracción del consumo y un impacto sobre la producción que cae junto a la caída de la demanda. Es una encerrona: la necesidad de vender dólares trae problemas y las políticas de eliminación de las bandas que promueve el Fondo, también.
El gobierno parece estar ante la siguiente disyuntiva: si no ajusta el tipo de cambio, sufre esta presión devaluatoria que le resulta difícil soportar; y si lo ajusta, puede sobrellevar mejor esa presión, pero deteriorando aún más las condiciones de vida de la mayoría de la población. El modelo no cierra de ninguna manera. Hace falta otro proyecto de país. Si no se resuelve esta cuestión estructural, la actual situación se va a seguir agravando.
Hay otras variables que explican la incertidumbre en los escenarios financieros y cambiarios. ¿Por qué sube el riesgo país? Este indicador mide la capacidad que el Estado tiene de cumplir con las obligaciones de pago de la deuda contraída. En el caso de Argentina, debe abonar hasta diciembre de este año 2.100 millones de dólares. En el 2026, 12.800 millones de dólares y en 2027, 19.000 millones. En total, 33.900 millones de dólares en lo que resta de la actual gestión. Cuando el presidente Milei mostró el tuit impreso del presidente de los EEUU y cuando retuiteó el mensaje del secretario del Tesoro con apoyos a su administración y parecía que la Argentina ya había conseguido los fondos para los pagos de la deuda, el riesgo país cayó fuertemente. Cuando quedó en claro que sólo existían los tuits, el riesgo país volvió a subir.
Seguramente el próximo 14 de octubre, día en el que Milei se volverá a reunir con su par estadounidense, esta vez en la Casa Blanca, habrá otro anuncio que buscará producir un cambio positivo en el estado de ánimo del electorado argentino. Pero es difícil que el humor social cambie significativamente por más anuncios exitistas que se hagan: el humor social sólo se modifica a través de experiencias concretas y directas. El efecto de los tuits con el apoyo de la administración Trump duró tres días. Es lógico: X no tiene capacidad de recuperar el salario real.
La Argentina está enferma de deuda. La solución no puede consistir en tomar más deuda. Nuestro país necesita un proyecto productivo, de crecimiento en aquellos sectores estratégicos, con políticas fiscales progresivas que graven las grandes fortunas y los grandes patrimonios, con una sólida estrategia para impedir o limitar significativamente la fuga de capitales, con una iniciativa fuerte y creativa para resolver la cuestión de la deuda, entre muchos otros temas.
Hay un intento de los EE.UU. por salvar a su principal socio regional a través de una ayuda que le permita reponer la gobernabilidad, dotarlo de un sistema de alianzas amplias y recuperar credibilidad ante la opinión pública. Parece muy improbable, manteniendo las actuales políticas. La reunión entre Milei y Mauricio Macri hablando de acuerdos para después del 27 de octubre abona esta teoría.
El jueves una oposición amplia y diversa en el Senado rechazó por segunda vez el veto a la Ley de Financiamiento Universitario. Lo mismo sucedió con la ley que declara la Emergencia en Pediatría. Ambas normas quedaron firmes y el Poder Ejecutivo está obligado ahora a promulgarlas. La amplitud de la votación positiva es inversamente proporcional a la derrota del gobierno.
El modelo libertario se interna cada día más en un callejón sin salida. Es imprescindible continuar generando una mayoría amplia y diversa en donde sea posible sostener un modelo alternativo al actual.
* Diputado nacional Unión por la Patria y presidente del Partido Solidario.

