Baja en la pobreza y críticas por la medición

En el primer semestre del año, el porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza alcanzó el 24,1 por ciento. En ellos reside el 31,6 por ciento de las personas.

EconomiaHace 2 horasOtrasVocesOtrasVoces
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En el primer semestre del año, el porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza alcanzó el 24,1 por ciento; y en ellos reside el 31,6 por ciento de las personas. Es decir, una de cada tres personas es pobre en Argentina, según datos de Indec. A su vez, dentro de ese conjunto, el 5,6 por ciento de los hogares están por debajo de la línea de indigencia —es decir sus ingresos apenas cubren una canasta básica alimenticia—, e incluyen al 6,9 por ciento de las personas. Son valores similares a los de fines de 2018.

Las estadísticas muestran que la pobreza e indigencia bajaron en relación con el primer semestre de 2024, pero esta comparación debe tomarse con pinzas porque entonces impactó de lleno sobre los precios internos la devaluación con la que Javier Milei inauguró su mandato. Contra igual período de 2024, la pobreza bajó 21,3 puntos porcentuales (p.p.) mientras que respecto del segundo semestre de 2024 disminuyó 6,5 p.p. (había alcanzado 52,9 y 38,1 por ciento respectivamente). En cuanto a la indigencia, se redujo 11,2 p.p respecto al primer semestre de 2024 (18,1 por ciento) y 1,3 p.p. respecto al segundo semestre de 2024 (8,2 por ciento).

 

 
Los datos de Indec extrapolados para el total de la población indican que en el primer semestre de 2025 unas 15 millones de personas fueron pobres en Argentina, mientras que atravesaron pobreza extrema o indigencia un total de 3,3 millones de habitantes.

La medición
“El descenso en los indicadores oficiales está atravesado por factores metodológicos: la Encuesta Permanente de los Hogares (EPH) mostró fuertes mejoras de ingresos no verificadas en otras fuentes, mientras que las canastas usadas para medir pobreza siguen desactualizadas”, aclara Agustina Haimovich del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (Ipypp). 

 
Para la especialista, la magnitud de la mejora en los ingresos laborales relevados por la EPH es llamativa si se tiene en cuenta que en el período analizado las condiciones laborales empeoraron debido a la caída del empleo asalariado formal en contraposición a un incremento de la informalidad y las ocupaciones precarias.

Por otro lado, respecto de las canastas utilizadas también el Centro de Economía Política Argentina (Cepa) advierte sobre la falta de actualización de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo), pues se usa la ENGHo 2004/05 cuando Indec tiene disponible la realizada en 2017/18 que es más representativa del consumo actual. Básicamente, la ENGHo vieja subestima el gasto destinado a los servicios, que son los rubros con incrementos muy superiores a los alimentos. Como consecuencia, una mayor cantidad de hogares aparece por encima de la línea de pobreza.

 
En esa línea, desde el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA indicaron que “sin desconocer que se evidencian mejoras, corresponde advertir que los datos oficiales sobrerrepresentan la magnitud del alivio social. Para corregir parte de este sesgo en la evolución de los indicadores de pobreza, el Indec debería acelerar la actualización de las canastas de referencia y transparentar su efecto sobre las series históricas“.

Desconfío
“Da la sensación de que no se está midiendo bien la pobreza. Desconfiamos de esos números, como también del dato de inflación”, reflexiona Rafael Klejzer, dirigente del Movimiento Popular La Dignidad. “Nosotros vemos de primera mano que en el Norte Grande de nuestro país la situación es muy complicada, con bolsones de pobreza muy grandes en Chaco y Misiones”, agrega.

 
En sintonía, los datos de Indec revelan que las mayores incidencias de la pobreza en personas se observaron en las regiones Noreste (NEA), con un 39 por ciento y Cuyo con 33,8 por ciento. Las menores, por su parte, se registraron en las regiones de la Patagonia con 27 por ciento y Pampeana con 30,5 por ciento. Mientras que en el medio quedaron la zona del Gran Buenos Aires con 31,5 por ciento de personas pobres y el Noroeste (NOA) con 31,2 por ciento.

“Si baja la pobreza, debería bajar la gente que va a los comedores, pero eso no ocurre”, insiste Klejzer. Según el referente, el listado de espera para los comedores en CABA se multiplicó por dos y en la provincia de Buenos Aires se triplicó (son listas de espera porque no hay más alimentos para dar). En diálogo con Página/12, especificó que “hay una situación compleja en la calle porque al universo de lo que se llama ‘pobreza estructural’ se sumaron los jubilados y jubiladas, que son una población muy importante en los comedores. En CABA esto se ve en barrios que no son los tradicionales, como Villa Crespo, Paternal, Boedo y Mataderos”.

 
Por su parte, trabajadores de ATE-Indec lanzaron un video en redes advirtiendo que "la relativa y precaria mejora en el indicador de pobreza no tiene un correlato en una mejora general de los indicadores del mercado de trabajo, ni en un crecimiento de la economía".

 

Otro dato que arroja el Indec es el valor (subestimado por lo dicho arriba) de la canasta básica total de alimentos y otros bienes y servicios básicos para un hogar promedio: esto es el límite de ingresos debajo del cual una familia es considerada pobre, y que fue de 1.065.691 pesos en el primer semestre del año. Mientras que la canasta básica alimentaria, que define la indigencia, llegó a 452.742 pesos en igual período.