
La balanza comercial alcanzaría un superávit de 6.000 millones de dólares en 2025, un tercio del estimado a finales del año pasado. El salto de las importaciones estimuladas por las desregulaciones al comercio y un tipo de cambio retrasado explica buena parte de la reducción del balance externo. El miércoles, el Indec informó que en julio el saldo comercial fue de 988 millones de dólares: el mayor del año pero aún así, la mitad del obtenido un año atrás. La estacionalidad del segundo semestre jugará en contra en lo que queda del año.
Según las proyecciones de la consultora ACM, “hacia adelante, sostenemos que las importaciones se expandirán entre 13.000 y 16.000 millones de dólares adicionales en 2025 respecto al año pasado”. Pese a que la actividad económica no logra repuntar, el tipo de cambio atrasado favorece a las importaciones: bienes de capital –computadoras, celulares, motos-, bienes de consumo –en especial vía courier- y automóviles son los productos más demandados, según los datos del Indec.
Respecto de las exportaciones, ACM espera que se mantengan estables en lo que resta del año. “Bajo este escenario, el comercio exterior seguiría creciendo en términos brutos, pero con un superávit comercial que tendería a moderarse respecto a los niveles de 2024”, concluyeron. Puesto en números, “esperamos que el superávit comercial se ubique en torno a los 6.000 millones de dólares, significativamente por debajo de los 18.900 millones de dólares alcanzados en 2024”.
Por su parte, la consultora LCG alertó que “es esperable que, en los meses siguientes, la balanza comercial se deteriore por la estacionalidad histórica del segundo semestre”. Se refiere a la dinámica de las exportaciones agropecuarias, que son fuertes en el segundo trimestre especialmente, y en diciembre si hay buena cosecha de trigo. El informe añade que “por la menor liquidación del agro, las ventas externas se reducirán y habrá una mayor presión sobre el tipo de cambio”.



