TRAGEDIA SIN SENTIDO EN LANÚS: LO ATROPELLÓ Y MATÓ UN PATRULLERO A TODA VELOCIDAD Y A CONTRAMANO

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La noche del martes se tiñó de tragedia en el sur del conurbano bonaerense. Eran cerca de las 22 cuando un joven regresaba a su casa en moto, cargando en la mochila el mate, sus apuntes y libros del profesorado de Matemática. Lo que nunca imaginó es que su último viaje lo haría sobre dos ruedas y que no llegaría a destino.

Un patrullero de la Policía bonaerense, que circulaba en contramano a alta velocidad y con sirenas encendidas, lo atropelló de lleno. La víctima voló varios metros, cayó al asfalto y murió en el acto. La escena quedó registrada por las cámaras de seguridad. El dolor, grabado en la memoria de una familia que hoy sólo tiene preguntas sin respuesta.

 

La víctima era un joven de Villa Caraza que, además de sostener dos empleos, estudiaba para ser profesor de matemática en un instituto de formación docente de Lanús. Estaba por recibirse este año. “Quería progresar, salir adelante a través del estudio”, contaron con orgullo sus familiares.

Tenía siete hermanos y una madre que lo acompañaba en cada paso. No le sobraba nada, pero le alcanzaba la voluntad. La misma que lo impulsaba cada noche a subirse a su moto, recorrer las calles del conurbano y asistir a clase. Nunca dejó de soñar.


 
 
Esa noche, como tantas otras, tomó su moto Corven 150 y emprendió el regreso. En el cruce de 25 de Mayo y avenida San Martín, esperó que el semáforo le diera paso. Con las luces encendidas, arrancó. No lo vio venir: un patrullero venía de frente en contramano a toda velocidad.

Adentro del móvil iban dos policías que respondían a un pedido de refuerzos por una pelea con cuchillos en la estación de Lanús. El otro patrullero logró esquivar el tránsito; este no. Lo manejaba una oficial de 29 años. El vehículo llevaba las sirenas activadas y balizas encendidas, según testigos. Pero la maniobra fue mortal.

 

 

Dylan, quedó tendido en el pavimento. Cuando llegó la ambulancia, ya no quedaba nada por hacer. La oficial descendió del móvil y corrió desesperada a socorrerlo, pero era tarde. Las imágenes muestran la desesperación, pero también la impotencia.

“Te fuiste y me dejaste rota”, escribió su madre en redes sociales. “¿Cómo sigo ahora? ¿Con quién voy a tomar el mate cocido de la una de la madrugada?” La familia entera quedó quebrada. Amigos, vecinos y compañeros del instituto lo despidieron con mensajes cargados de amor y rabia. “Eras mucho para este plano”, publicó una amiga.

Las preguntas se multiplican: ¿Era necesario arriesgar vidas en una maniobra así? ¿Qué protocolos existen para circular en contramano, incluso ante una emergencia? ¿Quién responde por la vida que se apagó en segundos? Hoy, el aula del instituto tiene un pupitre vacío. En Villa Caraza, una madre llora sin consuelo. Y en Lanús, una esquina ya no es solo un cruce: es el lugar donde un joven que soñaba con enseñar perdió la vida, atropellado por una urgencia que no fue la suya.