Más empresas con deudas y a media máquina
Mientras casi la mitad de los hogares medios acude a préstamos para llegar a fin de mes, a los empresarios tampoco les alcanza para afrontar gastos corrientes.
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La economía real sigue mostrando síntomas de deterioro que avanzan en paralelo a la continuidad del esquema económico de Milei: salarios y jubilaciones planchados, costos en dólares al alza, apertura radical de importaciones, cierre de empresas, desempleo creciente y caída del consumo interno. Mientras las familias se endeudan para gastos corrientes, el escenario suma números rojos en las cadenas de pago manufacturera. La mitad de las industrias reportó dificultades para afrontar obligaciones esenciales y se disparó la cantidad de cheques sin fondos.
Según reveló la Unión Industrial Argentina (UIA), los problemas de cumplimiento llegan al 47,5 por ciento de los encuestados, en materia salarial, de proveedores, impuestos o servicios. De esa cifra, el 8,2 por ciento admitió tener problemas en todos los todos los ítems.
Los rubros con mayores inconvenientes fueron Impuestos (29,3 por ciento) -lo que impacta en la recaudación del fisco y en consecuencia en la posibilidad del Estado para enfrentar sus responsabilidades sociales- y Proveedores (26,7 por ciento) -con su relativa influencia en la continuidad de los negocios-.
Los rechazados
El colapso se evidencia centralmente en la falta de liquidez: en el último trimestre se registró un incremento de entre el 30 y el 40 por ciento en los cheques rechazados. Según el Informe Mensual de Pagos Minoristas de octubre del Banco Central (BCRA), los rechazados por falta de fondos se triplicaron y superaron los 100 mil ese mes. El caso más resonante es el de la Bodega Norton, que acumuló más de 40 cheques rechazados por un total de 618 millones de pesos.
La comparación interanual, contra un año debilitado en materia productiva como el 2024, indica que los cheques rechazados aumentaron 205,6 por ciento.
Aunque más desesperante para las Pymes, la situación comenzó a afectar a los grandes contratos y por estos días cerraron firmas como Whirlpool y Mondelez. El Monitor de Desempeño Industrial (MDI) que midió la UIA para octubre se ubicó en 43,8 puntos y retrocedió 5,2 por ciento en relación a 2024. De esta manera encadena catorce meses consecutivos por debajo del nivel de expansión habitual. Textiles, Metales comunes y productos de metal y Confecciones, cuero y calzado, los más complicados.
“El año pasado se importaban 5.000 lavarropas por mes y este año el número creció a 85.000, mientras que en heladeras se pasó de 10.000 a 80.000”, cuestionó el propio Paolo Rocca, CEO del Grupo Techint, durante una conferencia reciente de la UIA. Su exposición tuvo como eje la crítica al ingreso sin restricciones de productos desde el extranjero, que compiten con los fabricados localmente. Reclamó la intervención del Estado y advirtió sobre la reconversión: “Produce y da valor agregado o cierra y usa la cadena comercial para distribuir material importado”.
Textil se descose
La industria textil va de mal en peor. Las importaciones de esos productos alcanzaron 332.696 toneladas y 1.450 millones de dólares entre enero y octubre, informó la Fundación ProTejer. Representa un incremento de 89 por ciento interanual en cantidades y 61 por ciento en valores.
“En todos los casos las cantidades aumentaron más que los montos importados, lo que significa que se está importando a menores precios”, analizó el documento.
Sobre el nivel de comercialización del sector, la entidad explicó que una porción significativa de las ventas “se están haciendo a precios por debajo de los costos, con rentabilidad negativa” y agregó que “gran parte del consumo se orienta a importados”.
En septiembre la producción se retrajo 20 por ciento interanual y 27,8 por ciento respecto al mismo mes de 2023. La fabricación de prendas de vestir, cuero y calzado, puntualmente, se desplomó 14,2 por ciento en el noveno mes del año, comparado a 2024.
La utilización de la capacidad instalada quedó en 37,1 por ciento en septiembre: 14,2 puntos porcentuales por debajo del dato interanual. Para el acumulado del año, el uso llega apenas al 42,7 por ciento.
En cuanto al empleo asalariado registrado privado en confecciones, cuero y calzado, la baja porcentual fue la más alta de todos los sectores, junto con construcción (del 12 por ciento), lo que representa una pérdida de casi 14.000 puestos de trabajo.
Los privilegiados y los castigados
Mientras el agro, la minería y las finanzas son los beneficiarios claros del rumbo elegido por Milei, la industria, el comercio y la construcción están cada vez más marcados por los latigazos. Los primeros generan solo el 8,9 por ciento del empleo privado formal, contra el 44,7 de los segundos.
La orientación económica oficial incentiva la especulación financiera y las oportunidades de renta, al tiempo que desarma el tejido productivo: la imposibilidad de acceso al crédito es uno de los desmotivadores más evidentes para sostener las plantas de fabricación y empujar hacia la opción productos terminados y comercialización.
El MDI calculó que el 40,3 por ciento de las empresas disminuyó su nivel de producción frente al promedio del tercer trimestre, mientras sólo el 21,3 por ciento lo aumentó.
Las ventas internas de octubre se contrajeron para el 47,4 por ciento de las compañías. Se trata de 14 puntos más que en igual mes del año anterior, cuando el consumo estaba igualmente frenado. A la estimación se le agrega una complicación que afecta aún más las cuentas y la sostenibilidad de los negocios: el 25,1 por ciento, además, registró retracciones en sus exportaciones.
En este contexto crítico, el 21 por ciento de las empresas achicó personal y apenas el 10,6 por ciento incorporó trabajadores. En tanto que el 23,5 por ciento redujo los turnos laborales y el 7,7 por ciento aplicó suspensiones.
Los plazos de cobro del Estado también se extendieron: pasaron de los 30-45 días convencionales a plazos de 60 a 90 días, lo que agrava la falta de capital de trabajo.
Los endeudados
El 23,9 por ciento de los encuestados por la UIA evaluaron la caída del consumo interno (40 por ciento), la demanda de otras industrias (23,9 por ciento) y el aumento de costos (19,3 por ciento) como sus mayores preocupaciones.
La que figura en primer lugar tiene base en otros indicadores como el endeudamiento de las familias para consumos básicos. Esos que no permiten sumar gastos a lo largo del mes.
En total, casi la mitad de los hogares medios tuvo que recurrir a estrategias complementarias para subsistir. Un informe del Instituto Argentina Grande (IAG), basado en datos del segundo trimestre de 2025, reveló que el 48 por ciento de los hogares necesitó desplegar al menos una estrategia para llegar a fin de mes. No obstante, este porcentaje asciende al 53 por ciento en los hogares de ingresos medios.





