Milei manda a sus diputados “a estudiar” para evitar nuevos papelones
Tras los escándalos en el recinto, los legisladores de La Libertad Avanza deberán tomar clases sobre el reglamento parlamentario. El curso estará a cargo de Adrián Pagán, un funcionario con más de tres décadas de experiencia en el Congreso.
Politica12 de noviembre de 2025
OtrasVoces
Luego de una cadena de papelones en la Cámara baja —lecturas trabadas, gritos fuera de reglamento, frases incomprensibles y un desconcertante desconocimiento del reglamento—, el oficialismo libertario decidió ponerle un freno al bochorno. El Gobierno organizó una capacitación express para sus propios diputados, muchos de los cuales pisan por primera vez el Congreso… y, a juzgar por las escenas recientes, también los libros.
Durante tres jornadas, los legisladores debutantes de La Libertad Avanza participarán de un curso intensivo sobre el reglamento parlamentario, dictado por Adrián Pagán, secretario legislativo de la Cámara y un sobreviviente de 35 años de pasillos, mociones y sesiones maratónicas.
Pagán, abogado egresado de la UBA y docente especializado en técnica legislativa, conoce las reglas del Congreso al detalle. Ahora le tocará la tarea más ingrata: enseñarles a los libertarios cómo hablar, cuándo pedir la palabra y, sobre todo, qué no hacer.
Un curso para evitar el ridículo
La decisión se tomó tras varias escenas que dejaron en evidencia el amateurismo del bloque oficialista. La más recordada fue la de Karen Reichardt, exvedette y diputada electa, quien confesó entre risas que no había leído el reglamento porque “es tedioso, tiene letra chiquita y todo lo feo para los que no somos grandes lectores”.
Dos días antes, Reichardt había recibido en Casa Rosada un sobre con la Constitución Nacional y el reglamento interno, entregado por Karina Milei durante una reunión con los nuevos legisladores libertarios. Nadie imaginó que el obsequio se convertiría en un símbolo involuntario del desconcierto político.
“Ahora sí, van a tener deberes”, ironizó un empleado legislativo. Otros fueron menos indulgentes: “Una cosa es ser nuevo; otra, no tener idea de cómo funciona el Congreso”, resumió un asesor con paciencia de profesor de primaria.
De los eslóganes a la práctica parlamentaria
El entusiasmo por “renovar la política” choca con la rutina institucional. Las sesiones no se manejan con tuits ni slogans, y el reglamento no se negocia con memes.
Por eso, la formación intensiva apunta a evitar nuevas escenas de desconcierto, interrupciones fuera de reglamento o votaciones mal formuladas.
En tiempos de ajuste, tensiones internas y discursos incendiarios, la Cámara baja parece haberse convertido también en un aula improvisada.





